11/12/11

Capítulo 16 "Gotas de lluvia"

-Diana. Hey, Diana.-noté leves zarandeos. Abrí los ojos dejándolos entornados y vislumbré a Cayetano, que estaba sentado en la cama. Lo sabía porque el peso hacía que la cama se inclinara levemente hacia el lado en el que él se encontraba.
-Ya estás bien, menos mal.-dijo recorriendo con su mirada las sábanas.
-¿Qué ha pasado? Sólo recuerdo que se cerró la puerta bruscamente y me mareé.-dije incorporándome, él me agarró por lo hombros y me volvió a tumbar.
-Sí, cuando se cerró oí algo. Te llamé pero no respondiste. Suponía que no querías hablar conmigo o que te había pasado algo, así que para asegurarme pedí a tu amiga Alicia la llave de la habitación contándole mi suposición, y cuando abrí estabas tirada en el suelo al lado de tu cama. Te habías dado un golpe con la misma. Inmediatamente te llevé en brazos a enfermería.-explicó con su puño apoyado en el extremo de la almohada. Por unos segundos nos miramos sin decir nada.
-Gracias.-le dije con una ligera sonrisa. El me lanzó otra. Se quedó embobado en mí hasta que se dio cuenta de lo que hacía y se alteró.
-Bueno, yo… voy a avisar a tus amigos. Estaban muy preocupados por ti.-dijo levantándose rápidamente de la cama y haciendo que ésta volviera a su posición original.
El chico de hace unas horas, orgulloso y chulo, se había convertido en uno amable.
Desapareció cuando salió por la puerta y segundos después aparecieron en la habitación Mateo y Alicia, acompañados de una profesora. Éstos se quedaron parados a un lado de la habitación cuando la profesora se acercó a mí.
-Nos ha contado el señor Cayetano que te caíste y golpeaste contra la cama. ¿Se puede saber qué hacía?-me preguntó curiosa y con el entrecejo fruncido. Llevaba el pelo recogido en una coleta. Parecía tener sobre treinta y siete años y llevaba unas gafas marrones oscuras rectangulares que la hacían parecer una mujer formal de mucho carácter. Los brazos los mantenía cruzados.
-Pues…-me incorporé.-Cerré la puerta de golpe y después sentí un mareo. Respecto a lo que ocurrió después, ya no lo recuerdo.
Negó con la cabeza y con un dedo se colocó bien las gafas.-Pues tenga usted cuidado, señorita. No se crea que vamos a estar cuidándola en esta sala todo el curso-dijo secamente y se fue cerrando la puerta.
-Vaya mujer… Y eso que es la primera vez que te llevan a enfermería.-se sorprendió Alicia.- ¿Pero estás bien?-se acercó a la cama.
-Sí, no ha sido nada, un pequeño chichón.-dije tocándome la zona de la cabeza que había sufrido el daño.
-He oído que te daban el alta hoy.-pronunció Mateo acercándose también. Se tocó su pelo castaño claro como si de peinarse se tratara.
-Menos mal, no aguanto estar metida en esta habitación un segundo más.-dije disgustada. Ellos dos rieron y sus ojos se entrecerraron. Alicia los tenía verdes mientras que los de Mateo eran marrones oscuros. En ocasiones parecían incluso negros.
Entonces entró en la habitación una enfermera.
-Ya se puede marchar, señorita. No ha sido nada grave. Cuídese anda.-dijo amablemente.
-No se preocupe, que a esta morena ya no le va a pasar nada más.-entró Cayetano guiñándome un ojo. Yo salí por fin de la cama y, escoltada por mis dos amigos y Cayetano, subí a la habitación y me tumbé pacíficamente en la cama, respirando hondo. Los tres entraron conmigo.
-Diana, voy a acompañar a Mateo a por unos cafés. ¿Quieres algo? Podemos traerte una tila. Tampoco es que haya mucha variedad aquí, pero podemos salir fuera y traerte otra cosa-ofreció Alicia al lado de la puerta, Mateo ya se encontraba en el pasillo.
-No hace falta que me traigáis nada, gracias. Estoy bien.-les dije ya sentada en el borde de la cama. Alicia asintió mientras sonreía y se echó su flequillo lateral rubio hacia atrás. Salió y cerrando la puerta me dejó sola con Cayetano.
-Bueno…-decía mientras se levantaba de la silla del escritorio y me hacía compañía sentándose en la cama, a mi lado.- ¿Qué planes tiene para el futuro?-me preguntó mirándome fijamente a los ojos. Me maravilló su pregunta. Viniendo de Cayetano seguramente me hubiera esperado otra cosa. Me sentí muy aliviada.
-Pues… me gustaría irme a vivir a Nueva York o a cualquier ciudad del estilo para practicar allí mi carrera de odontología.- solté animada.
-Vaya… interesante. Yo estoy aquí porque quiero ser cirujano. Sí, parece algo un tanto asqueroso por las cosas que tienes que hacer, pero a mí me gusta salvar vidas y ayudar a las personas.
-No hace falta que me lo cuentes.-le sonreí. Rió al captar mi indirecta.
-Lo hubiera hecho cualquiera, mujer.-dijo frotándose la nuca.
-Pero le pediste la llave a mi amiga, eso no lo hace cualquiera.-le sonreí dándole un ligero toque con el codo. Nos miramos mutuamente durante unos segundos. Me colocó su mano en mi rostro, acariciándomelo con el pulgar, y con la misma después empezó a jugar con mi pelo liso intentado hacer ricitos. Yo no podía dejar de mirarle, me había impresionado mucho su actitud. Nada parecido a lo que había visto o supuesto de él antes de conocerle.

2 comentarios:

  1. Uhhhhhhhhhhhhhhhhh, ¡la cosa se pone interesante entre estos dos! A mí me gusta Caye, se ve diferente al resto :3 Por cierto, me alegra que no le haya pasado nada a Diana.
    Besos.
    P.D.: Me gusta mucho el nuevo diseño del blog.

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  2. Jajajaja ¡Me alegra que te parezca interesante y que veas a Cayetano de esa manera! :)
    ¡Gracias! ^^
    Besos.

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