29/5/11

CAPÍTULO 1 "LA LUCHA DE LOS DARKBELLS".

 Era Lunes y, como todos ellos, tenía que levantarme temprano, lavarme, vestirme e ir al instituto… Por una parte estaba emocionada y por otra cansada. Cansada de la misma rutina, de no cambiar un poco mi vida, de que no ocurriera algo tan interesante en lo que poder pensar sentada en la silla de mi habitación y con la puerta cerrada. Y por otra parte, emocionada, ya que ese día, como todos, me lo iba a encontrar…

En la puerta principal, antes de entrar, saludé a una compañera de mi clase y, acto seguido, lo vi sentado en uno de los peldaños de las escaleras como si estuviese esperando a alguien. Nos miramos de nuevo y noté como en su rostro pálido se reflejaba una leve sonrisa casi imperceptible. Iba a entrar por la otra puerta cuando alguien me agarró de mi brazo derecho, entonces me giré y… ¡ERA ÉL! No me lo podía creer… quizás se me habían caído las llaves de casa o el móvil y él me lo había cogido o… ¡Quizás quería hablar conmigo! De un modo u otro estaba sorprendida y a la vez emocionada. Entonces me dijo:
- Necesito hablar contigo, Clara.- Me quedé patidifusa al ver que conocía mi nombre y que, sin embargo, yo no conocía el suyo.
 Después de unos instantes le respondí balbuceando casi sin saber qué decir:
 - Cla… ¡claro! Em… ¿Cuándo y dónde?
-A la hora del recreo en el último piso, donde hay una gran ventana, allí no nos verán.
“¿Allí no nos verán? ¡Pero se puede saber en qué demonios piensa este chico! ¡Quiere que estemos solos!”, pensé.
Aún no me lo acababa de creer cuando mi mejor amiga llegó.
-¡Hola Clara, luego nos vemos!- dijo entusiasmada.
-De acuerdo.- respondí con una sonrisa resplandeciente en mi cara.
-Por cierto,- me dijo- si no te das prisa vas a llegar tarde…
-Tranquila, no lo haré.- dije, aunque en realidad no tenía muy claro lo que decía ya que lo del muchacho me había dejado boquiabierta. Él solo se dedicaba a contemplar los acontecimientos que transcurrían en los peldaños de las escaleras. Sólo cuando ella se fue me atreví a preguntarle su nombre.
-¿Puedo saber cómo te llamas?
-Yeray.-contestó más serio que antes.-Será mejor que nos vayamos a clase a no ser que quieras que nos pongan retraso.- volvió a hablar, esta vez con una sonrisilla que me dejó hipnotizada.
Entonces nos despedimos y cada uno se fue a su clase. Lo sé, soy una estúpida, prometí decirle algo al verlo pero no fue así, si no que ha tenido que venir él… En cualquier caso, creo que ha sido lo mejor. Si me hubiese acercado yo le hubiese dicho: ¿¡Qué te ocurre conmigo!? O algo así,  de ese modo no creo que se hubiese atrevido a decirme nada. Así que por una parte me alegro de haberme controlado o de no haber tenido narices de decirle algo.
Las clases transcurrían con normalidad, como siempre, solo que yo estaba un poco sorprendida aún de lo ocurrido anteriormente, y para que nadie me preguntase intentaba disimularlo… Lo que menos quería en ese momento era hablar, solo quería pensar, pensar y nada más.
“Al fin y al cabo estamos en una clase ¿no? No hay nada de malo en pensar”, me dije a mí misma con una sonrisilla oculta en mis adentros.
Estaba tranquila hasta el momento en que sonó la campana y todos mis compañeros comenzaron a recoger sus materiales. En ese momento el corazón me empezó a latir con fuerza y rapidez y, por un momento, me quedé paralizada hasta que una amiga que estaba a mi lado me dijo que dejase la Lengua para otro momento, que ya estudiaría esa tarde. Me caía genial, tenía mucho sentido del humor. Su nombre era Estefanía, no pasaba por buen momento dado que sus padres estaban en trámites de separación. Aún así, seguía igual de viva que siempre. Con su sonrisa tímida, y su rostro moreno y resplandeciente de alegría; esos ojillos pequeños y negros que mostraban miedo y a la vez ganas de vivir. Su pelo castaño liso que le llegaba casi a las caderas y sus dientes blancos y perfectos. Todo ello hacía de Estefanía una chica bella que gustaba mucho a los chicos, una chica que sonríe en lo bueno y en lo malo, una buena amiga. Alguien especial.
Pero no me podía entretener más tenía que acudir a la cita… ¿cita? Sí, eso mismo había pensado, cita. Aunque  no podía darle más vueltas, tenía que levantarme y echarle ganas al asunto.
Subía las escaleras que llegaban al tercer piso cuando lo vi arriba de las mismas. En ese momento me dijo:
-Te has retrasado tres minutos.
Estaba claro que era un chico puntual y yo una impuntual, algo de lo que no hay que extrañarse en mí.
-Lo siento, es que…-dije sin que me diera tiempo a acabar.
-Vamos, tenemos que hablar.- dijo interrumpiéndome.
Una vez allí me cogió de la mano y me miró a los ojos.
-Tengo que enseñarte algo.- me dijo seriamente, sus ojos reflejaban miedo y a la vez decisión.

4 comentarios:

  1. Aunque ya lo había leído, he vuelto a leérmelo, para recordar antiguos capítulos. Sabes que me encanta, así que... ;)
    Besos con trocitos de sueños cumplidos.

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  2. Jajaja y no sabes cuánto me alegra ^^ ¡Besillos! :3

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  3. ;D me acabo de leer el capitulo y he de decir que me encanta tienes esa forma de escribir que engancha . Ya tengo ganas de saber que le dira el muchacho ;D un besazo

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  4. Jajaja me alegro mucho de que te guste y, sobretodo, que comentes y des tu opinión. Para mí es importante porque así sé si gusta o no :) Y la verdad es que nadie se espera lo que va a ocurrir a continuación ^^ Si veo que la gente comenta, seguramente suba los capítulos de dos en dos, porque ya tengo la historia muy avanzada ;) ¡Besos!

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