4. Cartas a mi nombre [Jake] Segunda parte.

A la mañana siguiente, sábado, llamé a una amiga pues teníamos que mirar una fichas de trabajo. A las diez alguien llamó a la puerta de mi piso. Me levanté de un salto del sofá y me dirigí corriendo. Abrí la puerta y Cloe entró al salón.
-Bueno, empecemos.-dijo. Solté una carcajada por la rapidez de sus palabras y me dirigí a la cocina mientras ella se acomodaba en el sofá y sacaba su ordenador portátil. Al minuto, salí de la misma y posé en la mesa de cristal dos tazas de café.
-¿Quieres?-le ofrecí intuyendo desde el principio su respuesta.
-Claro.-sonrió y se inclinó ligeramente para coger la taza. Después apoyó de nuevo su espalda en el cómodo sofá color pistacho.
Me senté a su lado y abrí la tapa de mi portátil.
Estuvimos tecleando algo más de una hora y ayudándonos en las búsquedas.

-Creo que es suficiente.-dije mientras me levantaba del sofá y dejaba el ordenador encima de la mesa. Amarré las tazas por sus asas para llevarlas a la cocina.
-¿Quieres tomar algo más?-pregunté desde allí.
-No, gracias.-me contestó elevando algo la voz.
-Aún queda un buen rato hasta la hora de comer, ¿quieres quedarte algo de más tiempo?-dije ya en el salón.
-Bueno... pero no mucho.-me sonrió pícaramente. Ambos nos reímos y encendí la televisión sentándome de nuevo a su lado.
-Eres muy amable.-entonces me dio un beso en la mejilla, pero ambos sabíamos que era amistoso.
A los segundos, alguien tocó a la puerta con el puño. Mis ojos se entrecerraron y mis cejas se arquearon. Me levanté lentamente pues la extrañeza se apoderaba de mí. Nunca recibía visitas que no fueran de Cloe, por el trabajo, o cualquier otro compañero. Ni quiera los vecinos solían visitarme. Sólo para algún favor. Mis ojos se salieron de sus órbitas con la imagen que vi tras el umbral.