10/10/11

Designio de seguir el camino ideal. [Primera parte].

Nuestras miradas se entrecruzaron, una vez más. Meses con la misma historia, con los mismos pensamientos invadiéndome el alma. No más. Estaba segura de que la próxima vez que tus ojos se encontraran con los míos en el mismo punto se me destrozaría el alma en mil pedazos y cuando quisiera recogerlos tendría que luchar contra el viento para que no se los llevara. Demasiado duro. Lo difícil, no es difícil, sino un reto, pero siempre hay límites.
Dicen que una mirada vale más que mil palabras pero, ¿y si no sabemos descifrar las miradas? Supongo que eso se aprende de la experiencia. Entonces estaba claro que yo era una novata. Nunca supe lo que significaron, o aunque lo supiera no me lo demostró con gestos ni palabras.
Un día me acerqué a él para intentar intercambiar unas palabras, pero sus amigos estaban delante y me quedé en blanco, parada en medio de aquel pasillo como una boba. Como no me salían las palabras, lo único que supieron hacer fue reírse, entonces me giré y decidí que no compartiríamos una sola mirada más. Decidí que no valía la pena luchar por alguien que no luchaba por ti. En la lucha no se mide a las personas por la fuerza, más bien por la inteligencia.
Descendí los ojos hasta llegar a contemplar el suelo y comencé a caminar acompañada de Olivia, que había estado a unos escasos metros observando la escena.
-Lucía, no hagas caso, lo mejor es olvidarte de él.-pronunció con empatía.
-Lo sé, eso intento, pero sabes que es muy difícil. No le entiendo…-negué con la cabeza indignada.
-No todo es fácil, pero siempre hay que intentarlo.
Nos dirigimos al segundo piso, donde yo tenía clase de Física y Química y ella de Lengua. Después, todo transcurrió con absoluta rapidez.

Cuando la campana anunció el fin de las clases los pasillos se llenaron de gente alborotadora. Había incluso niños de primero de ESO que corrían de un lado a otro. Olivia me acompañaba y de vez en cuando me contaba anécdotas que habían ocurrido en su clase.
Bajamos los escalones y salimos por la puerta. Ahí estaba. Lo contemplé unos instantes y aparté la mirada cuando él dirigió la suya hacia mi persona. ¡No mires!, me decía mi subconsciente. Caminé sin intentar darle importancia pero me fue imposible apartar la mirada un segundo más, le miré, y fue una mirada intensa, constante. Mantuvimos nuestros ojos puestos en los del otro poco más de cinco segundos. No aguanté más y fui yo quien acabó con aquella conexión. No sé qué expresaron mis ojos en ese momento y prefería no saberlo. Pero sé que los suyos mostraron decisión y anhelo. ¿Anhelo? No tenía sentido. Olivia rompió el hilo de mis pensamientos.
-¿Sabes que este domingo hay una fiesta de máscaras?
-No, no lo sabía.
-¿No? Pues ya te estás comprando traje que quedan tres días.-anunció de manera cariñosa y bromista.
-¿Y si no quiero ir?-respondí seriamente.
-No seas tonta, Lucía. ¿Por qué no habrías de ir?
-¿Qué se supone que haremos y dónde?-alcé un poco las manos al aire. No me gustaban demasiado las fiestas y menos una en la que no puedes verles la cara a las personas.
-Pues bailaremos y tomaremos algo de picar. Será en el salón de actos del instituto, que sabes que es enorme y nunca saben qué hacer. Quitarán las típicas sillas de plástico que ponen y nos dejarán espacio.
-No sé…-dudé.
-Venga, vente.-se paró en enfrente mía cortándome el paso y posó sus manos en mis hombros.
-Me lo pensaré.-le miré con una tímida sonrisa, a la vez pícara.

El sábado quedamos a las seis de la tarde para mirar el traje y máscara que nos compraríamos. No era época de festival, pero en la ciudad existía una tienda especializada en disfraces. Entramos en ella y miramos detalladamente cada uno de los que nos interesaban: cualquier traje que viniera a juego con una máscara. Al final, cada una se compró el que deseó. Mi vestido era en un tono canela y con tonalidades marrones en diferentes zonas de la parte delantera. Se estrechaba en la cintura. La máscara me cubría la mitad de la cara y estaba compuesta de los mismos colores que el vestido. El de Olivia, en cambio, era gris, con partes como la delantera más oscuras, al igual que el mío. También se estrechaba por la cintura pero de ésta hacia abajo era más voluminoso componiendo una forma acampanada. Y con el vestido, la máscara a juego que le cubría casi toda la cara y que conllevaba algunas plumas grises oscuras.

Llegó el deseado o indeseado domingo y Olivia y yo nos arreglamos en su casa, en donde dormí la noche anterior. Ambas nos ayudamos con el peinado y el maquillaje y nos pusimos nuestros respectivos vestidos. Tras dos horas arreglándonos, nos dirigimos al instituto, por suerte, para no dar clases. Nuestros pasos decisivos nos llevaron hasta el gran salón de actos. Allí, la gente ya había empezado a bailar con la música de comienzo, esperando a que la demás gente asistiera. Olivia y yo nos agarramos del brazo y miramos a un lado y a otro intentado reconocer a alguien. Nosotras ya llevábamos las máscaras puestas, nos las habíamos colocado minutos antes de entrar por la puerta del centro.
Segundos después la gente empezó a abarrotar la sala hasta el momento de no caber nadie más. La música comenzó a sonar con fuerza y todos nos pusimos a bailar locamente. Procuraba no hacer movimientos bruscos pues el moño que me había hecho Olivia había costado lo suyo. Después de un rato bailando nos acercamos a unas mesas en las que había comida y bebidas y cogí algo de galletas y una fanta de limón. Olivia amarró un vaso de coca-cola. Entonces me di cuenta que un chico me estaba observando desde unos cuantos metros. Le devolví la mirada.
-Lucy, vamos.-me dijo Olivia tirándome de la manga obligándome a dejar la fanta en la mesa para llevarme de nuevo entre la multitud. Me giré de nuevo y el muchacho, acompañado de otros chicos más cuyos rostros no estaban al descubierto ya que era una fiesta de máscaras, me observaban. Seguramente eran imaginaciones mías. Entre tanta gente era normal o que te confundieran con otra persona o que pensaras que te miraban a ti pero en realidad era alguien próximo. Por lo que no le di importancia y seguí bailando al son de la música quitándome de la cabeza una idea que pasó por mi mente. Era una mezcla de todo, vals, pop, rock, reggaetón…

4 comentarios:

  1. Qué bonito :) Nunca se me hubiera ocurrido algo como un baile de máscaras. Te comenté lo de una graduación, pero no pensé en esto xD
    ¡Besos!

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  2. Me encanta Nuria!!!!!!!!!!!! :D ((Voy a leer el otro espera))

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