15/6/12

Los ángeles no tienen alas

¡Buenas a todos! Hacía tiempo que no subía un relato así que decidí que ya era el momento. Con este relato quiero memorar que el día 26 de mayo este blog cumplió un año. Lo sé, lo publico demasiado tarde. Pero resulta que esta historia la presenté a un concurso de relatos de mi instituto, y prefería esperar a ver los resultados antes de publicar. Fueran cuales fuesen, lo hubiera publicado. Finalmente, he resultado ser finalista y estoy muy contenta por ello. Todavía no me lo creo. Aprovecho también para felicitar a las concursantes, cuyos relatos presentados, aunque no los he leído todavía, seguro que son igual de maravillosos que ellas. Entre esas concursantes, felicitar nuevamente a la ganadora aunque no vaya a leer esta entrada. Mi alegría no hubiera sido mayor si hubiera ganado, puesto que haber quedado finalista significa que verdareramente esto lo hago bien y mis palabras son capaces de llegar a la gente, que es lo más importante. Estoy satisfecha. Cuando leí mis apellidos y posteriomente mi nombre, no podía creérmelo al participar con personas con mucho nivel.
Y sin nada más que decir, espero que disfrutéis de él al igual que yo lo hice escribiéndolo y presentándolo.


LOS ÁNGELES NO TIENEN ALAS

Qué ocurriría si despertaras en un lugar desconocido, si no recordaras nada, ni siquiera quién eres.

He despertado en un verde paraje. Probablemente haya dormido en mala postura, pues me cuesta incorporarme y tengo dolores en el cuello. Ni siquiera el susurro de las hojas de los árboles mecidas por el viento me tranquiliza. No sé dónde estoy. Ahora me incorporo en su totalidad y me levanto lentamente. Comienzo a andar por la fresca hierba, con muy poco equilibrio. Miro a mí alrededor. ¿Cómo he acabado allí?
Pasados unos minutos encuentro un lago. Me inclino e introduzco las manos para conseguir algo de agua. Tras ello me refresco el rostro, ahora estoy más despejada. Cada vez hay menos probabilidades de que se trate de un sueño. Oigo el ruido de unas hojas moviéndose estrepitosamente. Me giro agitada y veo que de entre unos árboles y arbustos surge un alto chico. Se acerca tranquilamente hacia mí. Intento dar un paso atrás, pero se sitúa el lago y termino por meter unos de mis pies en el agua.
—Tranquila, vengo a ayudarte. Ven conmigo —su mirada es sincera.
— ¿Te piensas que voy aceptando por ahí pasear con un chico que no conozco? ¿Dónde estoy? —el chico se echa a reír.
—Soy Daren —dice. Durante unos segundos no fluyen las palabras—. No recuerdas nada de lo que hiciste anteriormente, ¿verdad? ¿No recuerdas quién eres?
—Annie. Vivo en Nueva York y… —pienso durante varios segundos. ¿A qué me dedico? ¿Cómo es mi vida? Surge un bombardeo de preguntas que no sé responder. Se me hace un nudo en la garganta. Me tiende la mano sosteniendo ese brillo sincero en los ojos y, tras pensarlo escasos segundos, le correspondo.
Caminamos durante varios minutos, agarrada de su mano, siguiendo sus pasos. Llegamos a un pequeño claro en un bosque, entre la espesura de la vegetación. Hay una gran fuente blanca cuya agua circula libremente oyéndose con claridad su fluido. Me pide que me acerque a ella, quedándose él atrás apoyado sobre el tronco de un árbol. Puedo contemplar mi reflejo en la cristalina agua. Entonces ésta se vuelve turbia. Mi imagen reflejada desaparece por momentos. Sale un chico, después yo hablo con él, reímos, hay un trato especial. Confusión. ¿Quién era? Más imágenes en movimiento, aparecen más personas en escena, pero sobretodo nosotros dos. Los minutos pasan y me permiten encajar unas imágenes con otras y unir las piezas que faltan en mi cabeza. Empiezo a recordar. ¿Josh? Sí, Josh. Somos pareja desde hace varios años. Tan pronto como la alegría me inunda desaparece en cuanto mis ojos se centran en las siguientes escenas. Otra chica le acompañaba. Su trato mutuo supera la amistad hasta el punto de saltárseme las lágrimas. El agua se mueve en rápidas ondas que hacen que las escenas se esfumen. Ahora veo una de las calles de Nueva York. Josh pasa corriendo un cruce, detrás de alguien. En el recorrido, con el semáforo en rojo, el coche que viene ya no puede frenar lo suficiente. Pero no colisiona contra Josh, sino con una chica que acaba de aparecer en escena y le ha apartado a tiempo para imponerse frente al vehículo. Mis ojos no pueden creer lo que ven. Soy yo. Tras ello sí se esfuman todas las ondas y con ellas las imágenes que me han dejado sin aliento, totalmente perpleja.
— ¿Di mi vida por él? —pregunto sin apartar la vista del agua, notando sus pasos tras de mí.
—Lo hiciste responde, ya cerca.
—Pero y-yo… yo sabía que no había sido sincero conmigo. Instantes antes me acababa de enterar de su relación con la otra chica, por eso huía. De él, de la verdad. ¿Por qué lo hice?
—Tú mejor que nadie lo sabes —le miro con los ojos llorosos—. Aquello que sientes por otra persona, a veces supera el horizonte y se escapa de lo racional.
Permanezco cabizbaja.
—No siento rencor. No siento nada.
—Eso es bueno —sonríe—. Al menos lo primero —añade—. Sintiendo cosas así sólo consigues hacerte daño a ti misma, y no merece la pena, aunque la mayoría de las veces sea inevitable.
—Si tuvieras alas te diría que eres mi ángel de la guarda sonrío por primera vez desde que estoy allí, secándome las lágrimas.
—Eres capaz de perdonar algo así, tras haber dado casi tu vida. Eres capaz de amar ante la adversidad. Yo no soy el merecedor de una aureola.
Ahora hay silencio.
—Me he enterado que vas a despertar.
— ¿Qué?
—Del coma —pronuncia con delicadeza. Me quedo paralizada en el sitio, analizándolo todo. Es una locura. ¿De verdad esto me está pasando a mí? No entiendo por qué no despierto del sueño, se me está haciendo largo.
— ¿Por qué me enseñaste aquello? ¿Qué hago aquí? —alzo los brazos indignada.
—Tenías que saberlo, que recordar. La vida sigue siendo un misterio, nunca sabes cuándo volverán los recuerdos.
—Espera, ¿de qué estás hablando? —me encamino hacia él, pero en realidad no avanzo. Todo empieza a verse con menos nitidez, hasta que se vuelve negro.

Un pitido, otro pitido, otro más… Mis ojos se abren despacio. Hay dos mujeres, ambas vestidas de verde. Sé dónde estoy. Sé que he despertado.

*********

Entro a una cafetería, me siento al lado del gran ventanal y espero a que me tomen nota. No puedo resistir más así que me encamino hacia el servicio. Durante el trayecto, al salir, me choco con alguien. Ambos nos quedamos mirándonos durante largo rato, con sorpresa.  Nos conocemos.

¿Cuánto cuesta vivir?

No lo sé. Supongo que cada uno paga un precio. La vida puso fin a un episodio y dio comienzo a otro muy distinto. Volví a empezar una parte de mi vida, pues es como si hubiera olvidado. Volví a amar de nuevo.

El destino, bonito y doloroso interrogante.

2 comentarios:

  1. Ahora entiendo lo que dijiste de que te hubiera gustado escribirlo con más detalles xDD Hubiera sido mucho mejor que hubieran dejado más extensión para el relato, pero aun así está genial :3 Felicidades por lo de quedar finalista, aunque ya te lo haya dicho en persona te lo repito :) La idea es genial, y cuando nos contaste de qué iba, vamos... Ya viste nuestras caras xDD Felicidades también por el añito del blog, aunque sea con un poco de retardo :33
    ¡Hasta la vista! :3

    ResponderEliminar
  2. Sí, la verdad me hubiese gustado desarrollar más la historia, sobretodo cuando está con Daren, pero bueno...
    ¡Muchas gracias! :3

    ResponderEliminar