7/7/12

Especial: Capítulo 3. Reencuentro

En la ciudad…
El sol iluminaba las copas de los árboles dándoles un brillo especial que insinuaba el comienzo de un gran día. Niall contempló el panorama a través de la ventana, a cierta distancia, y no le sorprendió aquel día soleado que se anunciaba; el verano se acercaba. Se dejó caer en el sofá con una taza de café entre sus manos y encendió la televisión en busca de entretenimiento. Los domingos no trabajaba y ese día en concreto no tenía nada interesante a lo que dedicarse. Le dio un pequeño sorbo al café con el que se quemó el labio superior y un poco la lengua y lo dejó en la baja mesa que tenía frente a él. Cogió el mando y cambió de canal unas cuantas veces, pero a esas horas no echaban nada interesante. Todavía eran las ocho. Exceptuando los dibujos animados. Se levantó pesadamente, algo cansado del día anterior, y subió a su habitación para ponerse su chándal. Bajó vertiginosamente por las escaleras, cogió las llaves y salió de la casa cerrando con llave. Poniéndose el MP4 para hacer más amena la carrera, bajó animado hasta el portal. Una vez fuera, flexionó hacia arriba unas cuantas veces las rodillas y comenzó con la marcha calle arriba. Cada zancada la hacía al ritmo de la música, al menos de la canción que escuchaba en esos instantes, lo que lo animó a continuar. En esos momentos apenas había transeúntes en las calles de aquella ciudad.

Una hora más tarde…
Abrió la puerta de su piso agotado y se encaminó directamente a la cocina para abrir el frigorífico y beber ininterrumpidamente agua de su botella. Miró unos instantes en el interior del electrodoméstico por si se decidía a tomar algo de lo que allí había y finalmente cogió un par de huevos para freírlos.
Se los comió rápidamente y al entrar en el salón recordó su taza de café a medio tomar, o más apropiado, sin tomar. No le apetecía tomárselo ahora, así que lo metió en la cafetera y ésta en el frigorífico. Le esperaba una mañana llena de aburrimiento.

A la una del mediodía…
Salió a comprar pan, ya que apenas le quedaba, y, una vez lo dejó en casa, le apeteció salir a dar una pequeña vuelta. Así hacía tiempo hasta comida y no estaba en casa sin hacer nada, sentado en el sofá y viendo nada en la televisión. Mientras caminaba por la calle, entre la multitud, se acordó repentinamente de ella. No sabía cómo ni por qué, pero sentía que aquella chica del vestido rosa claro le había cautivado desde prácticamente el primer momento en que la vio.
Pasando por una plazuela advirtió que había un mercadillo de cosas antiguas. Se adentró en ella y pasó la vista un poco por encima al contenido de cada una de las tiendecitas, curioseando. Una en especial le llamó la atención: cajas de madera talladas sutilmente. Le recordaban a una que tuvo su abuela, ya fallecida, y se dispuso a coger una cuando una voz preguntó al vendedor por el precio de las mismas. Esa voz familiar originó un movimiento de cabeza hacia su derecha y el encontronazo con la sonrisa de Giselle. Esta se percató y repitió el mismo movimiento hacia el lado contrario.
— ¡Hola! —dijo con alegría—. Qué casualidad, ¿qué haces por aquí?
Niall dudó unos instantes, intentando analizar la situación en la que se encontraba, para después pronunciar decidido con una bonita sonrisa en los labios sin llegar a mostrar los dientes:
—Lo mismo que tú.
—Un chico de pocas palabras, por lo que veo —sostenía entre sus manos un vaso cuyo contenido parecía claramente café.
— ¿Es eso café?
—Sí, esta noche apenas he dormido —clavó sus ojos en los de él y este sintió que perdía la capacidad de saber dónde estaba.
—Sí, el verano parece estar a la vuelta de la esquina.
—No, no es por el calor… Es… Bueno, da igual —soltó una risita, detrás de la cual Niall pudo percibir nerviosismo. Se echó un mechón de pelo castaño tras la oreja tímidamente y aquel movimiento actuó como un golpe en el pecho del chico.
— ¿Puedo invitarte a algo? Podríamos comer en un sitio que conozco muy bueno —dijo decidido, confiando en sus posibilidades. La chica dudó unos instantes.
—No sé… Tenía pensado volver a casa… No he avisado, principalmente porque no sabía que pasaría esto.
— ¿Avisar? Giselle —se estremeció al pronunciar su nombre por primera vez, en voz alta—, no creo que te echen demasiado en falta, supongo que puedes tomarte algo con un… conocido —dudó unos segundos y finalmente pronunció la última palabra entendiendo que sería el término más adecuado.
—Digamos que me tienen algo controlada —ladeó ligeramente la cabeza y esbozó una mueca lateral—. Y se lo agradezco, sinceramente.
—Bueno, pues si es lo que quieren y tú lo ves bien… —comenzó a pronunciar gesticulando de manera explicativa con una de sus manos mientras la otra la mantenía guardada en el bolsillo del pantalón—Llama —sonrió.
Ella repitió el último gesto y sacó el móvil lentamente, algo resignada: había logrado convencerla. Buscó en sus contactos el teléfono indicado y a continuación se acercó el móvil a la oreja echándose detrás de la misma casi todo el pelo de aquel lado.
—Sí, soy yo. Hola. Me he encontrado con alguien y… Sí… No volveré hasta esta tarde… Sí..., seguro, no os preocupéis. De acuerdo… Lo sé, yo también. ¡Nos vemos luego! —se apartó de la oreja el aparato y colgó pulsando el botón rojo. Volvió a guardar el móvil en el bolso y junto ambas manos, entrelazando dedos entre sí —. Ya está.
—De acuerdo, vamos —no cesaba de sonreír. Nunca hubiera imaginado que en ese momento estaría a su lado. Nunca hubiera imaginado conocer a una persona como ella que, aunque apenas la conociera, era capaz de transmitirle muchas cosas. Cosas inexplicables. Todo parecía distinto, distinto a su vida cotidiana. Y ni siquiera entendía por qué se cuestionaba todo aquello.
Caminaron unos minutos hasta que llegaron a una tapería. Tomaron asiento en la zona pegada a la pared, cuyas mesas formaban una casi perfecta fila. Giselle se sentó en el asiento desde el que podía ver el exterior a través de la cristalera, observando a las personas que pasaban por allí. Niall se situaba en frente de ella, con los codos apoyados encima de la mesa y sus dedos entrelazados entre sí, frente a su faz.
Cuando el camarero se acercó a ellos para tomar nota y sacó una libretita del bolsillo del delantal azul marino que llevaba, grabado en él el nombre del lugar y un símbolo que lo identificaba, Giselle se giró ligeramente para poder mirarle a la cara mientras éste sostenía en una mano un bolígrafo. Niall le hizo un gesto al chico en ademán de que pidiera ella primero, y entonces dirigió su mirada a Giselle, la cual comenzó a pedir lo que deseaba. Después, apuntó en aquella libreta lo que quería tomar Niall y se alejó tras guardarse el bolígrafo con una sonrisa en el rostro.
—Nunca había estado aquí —comentó ella echando una rápida ojeada en derredor.
—Pues ya es la primera vez —apartó los codos de encima de la mesa—. Yo venía aquí a menudo con amigos o familia —añadió esbozando una sonrisa con un ápice de melancolía.
—Es… acogedor —apostilló Giselle encogiéndose de hombros como si se quisiera esconder, pero mostrándole una bella sonrisa al establecimiento.
—Aquí la comida es muy buena, además no te quedas con hambre.
—No me has preguntado si estoy a dieta —ladeó la cabeza hacia la izquierda a modo de reproche, pero distinguiéndose la picardía en sus labios y ojos.
—No te has pedido una ensalada —señaló Niall del mismo modo en que ella lo había hecho. Giselle se echó a reír y posteriormente se tapó los labios con una mano, tímidamente, como sintiendo vergüenza de que la viera reír. Y fue totalmente al contrario, pues aquello iluminó los ojos de Niall en el mismo instante en que escuchó su risa.

4 comentarios:

  1. ¡Hola hola! Me he encontrado con tu blog, y de verdad que me ha gustado mucho ^^ (ya tienes una seguidora más por sierto) y bueno, ahora mismo voy con prisas y solo he tenido tiempo de verlo un poco por el aire pero esa historia parece prometer mucho y juro que la leeré ! Bueno, el caso es que tengo un blog ansioso de conocer opiniones de personitas como tú y no sabes el gran favor que me harías si al menos dejases tu huellita en él (: Espero verte pronto por allí y ojalá te guste tanto como a mí el tuyo. Besos volados de C. Joule http://cosquillasenfinesdesemana.blogspot.com.es/

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  2. ¿Sabes? He tenido en mente la feria medieval cuando he leído lo del mercadillo de cosas antiguas xDD Supongo que porque no he visto muchos más mercadillos y ése lo he visitado varias veces :) Umm, tengo curiosidad por saber por qué controlan a Giselle. ¿Cuántos años tiene? A ver cómo avanza la escena :3
    ¡Un beso!

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    1. Yo me he imaginado otro mercadillo :3
      Ya lo verás ;)
      ¡Besos!

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