El sol iluminaba las copas de los
árboles dándoles un brillo especial que insinuaba el comienzo de un gran día.
Niall contempló el panorama a través de la ventana, a cierta distancia, y no le
sorprendió aquel día soleado que se anunciaba; el verano se acercaba. Se dejó
caer en el sofá con una taza de café entre sus manos y encendió la televisión
en busca de entretenimiento. Los domingos no trabajaba y ese día en concreto no
tenía nada interesante a lo que dedicarse. Le dio un pequeño sorbo al café con
el que se quemó el labio superior y un poco la lengua y lo dejó en la baja mesa
que tenía frente a él. Cogió el mando y cambió de canal unas cuantas veces,
pero a esas horas no echaban nada interesante. Todavía eran las ocho.
Exceptuando los dibujos animados. Se levantó pesadamente, algo cansado del día
anterior, y subió a su habitación para ponerse su chándal. Bajó
vertiginosamente por las escaleras, cogió las llaves y salió de la casa
cerrando con llave. Poniéndose el MP4 para hacer más amena la carrera, bajó
animado hasta el portal. Una vez fuera, flexionó hacia arriba unas cuantas
veces las rodillas y comenzó con la marcha calle arriba. Cada zancada la hacía
al ritmo de la música, al menos de la canción que escuchaba en esos instantes,
lo que lo animó a continuar. En esos momentos apenas había transeúntes en las
calles de aquella ciudad.
Una hora más tarde…
Abrió la puerta de su piso agotado y
se encaminó directamente a la cocina para abrir el frigorífico y beber ininterrumpidamente
agua de su botella. Miró unos instantes en el interior del electrodoméstico por
si se decidía a tomar algo de lo que allí había y finalmente cogió un par de
huevos para freírlos.
Se los comió rápidamente y al entrar
en el salón recordó su taza de café a medio tomar, o más apropiado, sin tomar.
No le apetecía tomárselo ahora, así que lo metió en la cafetera y ésta en el
frigorífico. Le esperaba una mañana llena de aburrimiento.
A la una del mediodía…
Salió a comprar pan, ya que apenas le
quedaba, y, una vez lo dejó en casa, le apeteció salir a dar una pequeña vuelta.
Así hacía tiempo hasta comida y no estaba en casa sin hacer nada, sentado en el
sofá y viendo nada en la televisión. Mientras caminaba por la calle, entre la
multitud, se acordó repentinamente de ella. No sabía cómo ni por qué, pero
sentía que aquella chica del vestido rosa claro le había cautivado desde
prácticamente el primer momento en que la vio.
Pasando por una plazuela advirtió que
había un mercadillo de cosas antiguas. Se adentró en ella y pasó la vista un
poco por encima al contenido de cada una de las tiendecitas, curioseando. Una
en especial le llamó la atención: cajas de madera talladas sutilmente. Le
recordaban a una que tuvo su abuela, ya fallecida, y se dispuso a coger una
cuando una voz preguntó al vendedor por el precio de las mismas. Esa voz
familiar originó un movimiento de cabeza hacia su derecha y el encontronazo con
la sonrisa de Giselle. Esta se percató y repitió el mismo movimiento hacia el
lado contrario.
— ¡Hola! —dijo con alegría—. Qué
casualidad, ¿qué haces por aquí?
Niall dudó unos instantes, intentando
analizar la situación en la que se encontraba, para después pronunciar decidido
con una bonita sonrisa en los labios sin llegar a mostrar los dientes:
—Lo mismo que tú.
—Un chico de pocas palabras, por lo
que veo —sostenía entre sus manos un vaso cuyo contenido parecía claramente
café.
— ¿Es eso café?
—Sí, esta noche apenas he dormido —clavó
sus ojos en los de él y este sintió que perdía la capacidad de saber dónde
estaba.
—Sí, el verano parece estar a la
vuelta de la esquina.
—No, no es por el calor… Es… Bueno,
da igual —soltó una risita, detrás de la cual Niall pudo percibir nerviosismo.
Se echó un mechón de pelo castaño tras la oreja tímidamente y aquel movimiento
actuó como un golpe en el pecho del chico.
— ¿Puedo invitarte a algo? Podríamos
comer en un sitio que conozco muy bueno —dijo decidido, confiando en sus
posibilidades. La chica dudó unos instantes.
—No sé… Tenía pensado volver a casa…
No he avisado, principalmente porque no sabía que pasaría esto.
— ¿Avisar? Giselle —se estremeció al
pronunciar su nombre por primera vez, en voz alta—, no creo que te echen
demasiado en falta, supongo que puedes tomarte algo con un… conocido —dudó unos
segundos y finalmente pronunció la última palabra entendiendo que sería el
término más adecuado.
—Digamos que me tienen algo
controlada —ladeó ligeramente la cabeza y esbozó una mueca lateral—. Y se lo
agradezco, sinceramente.
—Bueno, pues si es lo que quieren y
tú lo ves bien… —comenzó a pronunciar gesticulando de manera explicativa con
una de sus manos mientras la otra la mantenía guardada en el bolsillo del
pantalón—Llama —sonrió.
Ella repitió el último gesto y sacó el
móvil lentamente, algo resignada: había logrado convencerla. Buscó en sus
contactos el teléfono indicado y a continuación se acercó el móvil a la oreja
echándose detrás de la misma casi todo el pelo de aquel lado.
—Sí, soy yo. Hola. Me he encontrado
con alguien y… Sí… No volveré hasta esta tarde… Sí..., seguro, no os
preocupéis. De acuerdo… Lo sé, yo también. ¡Nos vemos luego! —se apartó de la
oreja el aparato y colgó pulsando el botón rojo. Volvió a guardar el móvil en
el bolso y junto ambas manos, entrelazando dedos entre sí —. Ya está.
—De acuerdo, vamos —no cesaba de
sonreír. Nunca hubiera imaginado que en ese momento estaría a su lado. Nunca hubiera
imaginado conocer a una persona como ella que, aunque apenas la conociera, era
capaz de transmitirle muchas cosas. Cosas inexplicables. Todo parecía distinto,
distinto a su vida cotidiana. Y ni siquiera entendía por qué se cuestionaba
todo aquello.
Caminaron unos minutos hasta que
llegaron a una tapería.
Tomaron asiento en la zona pegada a la pared, cuyas mesas formaban una casi
perfecta fila. Giselle se sentó en el asiento desde el que podía ver el
exterior a través de la cristalera, observando a las personas que pasaban por
allí. Niall se situaba en frente de ella, con los codos apoyados encima de la
mesa y sus dedos entrelazados entre sí, frente a su faz.
Cuando el camarero se acercó a ellos
para tomar nota y sacó una libretita del bolsillo del delantal azul marino que
llevaba, grabado en él el nombre del lugar y un símbolo que lo identificaba, Giselle
se giró ligeramente para poder mirarle a la cara mientras éste sostenía en una
mano un bolígrafo. Niall le hizo un gesto al chico en ademán de que pidiera ella primero, y entonces
dirigió su mirada a Giselle, la cual comenzó a pedir lo que deseaba. Después, apuntó
en aquella libreta lo que quería tomar Niall y se alejó tras guardarse el
bolígrafo con una sonrisa en el rostro.
—Nunca había estado aquí —comentó
ella echando una rápida ojeada en derredor.
—Pues ya es la primera vez —apartó
los codos de encima de la mesa—. Yo venía aquí a menudo con amigos o familia —añadió
esbozando una sonrisa con un ápice
de melancolía.
—Es… acogedor —apostilló Giselle
encogiéndose de hombros como si se quisiera esconder, pero mostrándole una
bella sonrisa al establecimiento.
—Aquí la comida es muy buena, además
no te quedas con hambre.
—No me has preguntado si estoy a
dieta —ladeó la cabeza hacia la izquierda a modo de reproche, pero
distinguiéndose la picardía en sus labios y ojos.
—No te has pedido una ensalada —señaló
Niall del mismo modo en que ella lo había hecho. Giselle se echó a reír y
posteriormente se tapó los labios con una mano, tímidamente, como sintiendo
vergüenza de que la viera reír. Y fue totalmente al contrario, pues aquello
iluminó los ojos de Niall en el mismo instante en que escuchó su risa.
¡Hola hola! Me he encontrado con tu blog, y de verdad que me ha gustado mucho ^^ (ya tienes una seguidora más por sierto) y bueno, ahora mismo voy con prisas y solo he tenido tiempo de verlo un poco por el aire pero esa historia parece prometer mucho y juro que la leeré ! Bueno, el caso es que tengo un blog ansioso de conocer opiniones de personitas como tú y no sabes el gran favor que me harías si al menos dejases tu huellita en él (: Espero verte pronto por allí y ojalá te guste tanto como a mí el tuyo. Besos volados de C. Joule http://cosquillasenfinesdesemana.blogspot.com.es/
ResponderEliminarMuchas gracias :3 Pásate cuando quieras.
Eliminar¿Sabes? He tenido en mente la feria medieval cuando he leído lo del mercadillo de cosas antiguas xDD Supongo que porque no he visto muchos más mercadillos y ése lo he visitado varias veces :) Umm, tengo curiosidad por saber por qué controlan a Giselle. ¿Cuántos años tiene? A ver cómo avanza la escena :3
ResponderEliminar¡Un beso!
Yo me he imaginado otro mercadillo :3
EliminarYa lo verás ;)
¡Besos!